POLÍTICAS DE JUVENTUD Y EL INJU.
UNA MIRADA DESDE LA JSU.
APORTE.
DIEGO SORIA.
INTRODUCCIÓN.
Desde hace muchos años la JSU ha pensado y propuesto ideas en torno a las políticas de juventud y el papel del INJU en un gobierno del FA.
Este congreso no debe de ser la excepción, debemos de continuar pensando y discutiendo de cara al instituto y a las políticas de juventud.
El presente aporte pretende profundizar lo ya planteado en el documento central y definir algunos puntos más específicos con relación al tema que se quiere tocar. En tal sentido, a continuación plantearé algunas ideas para ser discutidas y luego tomadas para ser anexadas al documento central.
POLITICAS DE JUVENTUD.
En la actualidad continuamos definiendo la necesidad de tener que realizar políticas específicas. Esto por dos razones, en primer lugar este es el momento en el cual tenemos las condiciones políticas para lograrlo, ya que nos encontramos en el gobierno nacional y en algunos departamentales. En segundo lugar, las condiciones sociales de exclusión social, económica, cultural y política continúan. Como lo hemos dejado claro en más de una oportunidad, la transformación social no solo tiene su fuente en la asunción del poder del estado. Pues este es un elemento esencial y primordial, pero no suficiente. El trabajo es cultural y de la mano con lo estatal. En tal sentido, el cambio cultural se construye desde los múltiples espacios de la sociedad. Ahora, de esto se desprende que las causas y las soluciones del fenómeno de la exclusión no solo se dan desde lo mero relacionado con el estado y su gobierno. Las causas del fenómeno de la exclusión en general también tienen su fuente en las lógicas de producción cultural de nuestra sociedad, las cuales pueden o no ser fomentadas por un gobierno de turno. Nuestro gobierno por definición histórica tiene como cometido transformar dentro de un proceso esas lógicas de producción de la economía y la cultura de nuestro país.
Es en este entendido y contexto que la actitud del gobierno es el puntapié para avanzar en la transformación y hacia la solución del fenómeno de la exclusión. Desde los espacios partidarios, sociales y estatales se debe de fomentar la construcción de una nueva cultura. Y allí esta nuestra tarea como Juventud.
Es el papel del estado el de comenzar y tirar los mecanismos y dispositivos que comiencen a buscar la construcción de ciudadanía. Buscar la participación y la discusión de la población con relación a los rumbos de nuestro país.
Dentro de esta situación los y las jóvenes nos vemos ampliamente reflejados. Pues en nuestras sociedades los y las jóvenes somos carne de la exclusión a ultranza. Esta exclusión se da tanto en épocas de bonanza como en las de crisis. Cuando la cosa va bien, no hay trabajo y cuando la cosa va mal, no hay trabajo. El joven es siempre el excluido y depositario de lo sucedido.
Nuestro país no escapa a esa situación y es tarea de nuestro gobierno comenzar a cambiarla. Aquí es donde los espacios del estado relacionados directamente tienen la obligación de cambiar la situación. Esto desde una nueva cultura. Una que busque la participación de la diversidad cultural y organizativa de la población joven. Todos y todas deben de ser oídos y respetados, habilitando a la apertura de las propuestas y análisis que puedan volcar dentro de un proyecto común.
En tanto, la coyuntura en su generalidad nos obliga a continuar planteando la necesidad de construir políticas públicas de juventud desde una nueva concepción que busque la amplitud y participación para la construcción en conjunto.
Como he planteado este aporte suma al documento central y en ese sentido plantearé algunas líneas estratégicas para ir encarando.
Se deberían de realizar planes integrales de juventud en el marco de los planes de desarrollo nacional. Estos deben de estar sustentados por una firme legislación y base conceptual donde ubique a los y las jóvenes como sujetos de derecho y con un rol primordial en la construcción de la sociedad del conocimiento.
Las políticas públicas en general deberían de tener, todas, una perspectiva de juventud. Tenemos como buen ejemplo lo realizado con la perspectiva de género. Estas deberían cortar transversalmente la gestión pública, estatal y de la sociedad civil.
Debemos de trabajar hacia un cambio cultural de la percepción social de los y las jóvenes en nuestro país. El mismo tiene que buscar un viraje hacia una concepción que tome a los y las jóvenes ya no como objetos de políticas y derechos, como beneficiarios de soluciones. Debemos de incorporar la idea de la juventud como sujeto de derecho dentro del concepto de ciudadanía. Buscaríamos dejar de lado la construcción de políticas que se basan en lo ausente, en la falta o lo incompleto de los y las jóvenes con relación a los y las adultos. Históricamente las políticas de juventud han tomado a los jóvenes desde una perspectiva sesgada y muy tamizada por los mitos y temores sociales. Es así que se han construido políticas que busquen la preparación de la población joven, olvidando que en ese período de vida también son presente. También dejar en el pasado las políticas que toman a la juventud como una etapa en la vida problemática, allí están para ser testigo de esto las políticas de drogas y aquellas relacionadas al derecho penal en general.
En fin, debemos de buscar la construcción de políticas que ubiquen al joven como sujeto de derecho y libre de ejercer su ciudadanía. Políticas que apunten a incorporarlo a la sociedad en general. Políticas que lo incorporen como actor principal en la construcción de la sociedad del conocimiento y en el desarrollo nacional. Allí se presentan áreas específicas para pensar como lo rural, urbano y las temáticas como la tecnología, investigación, etc.
Incorporar la legislación internacional a la nacional, en particular lo realizado por la OIJ.
Profundizar y poner en relieve el trabajo del observatorio juvenil. Esta es una tarea primordial que debemos de incentivar lo antes posible. En nuestro país se carece de información técnica sobre la población joven y su diversidad. Los trabajos han sido aislados y descoordinados. Carecemos de los datos necesarios para lograr establecer un estado de situación fiable para proyectar los problemas y fenómenos juveniles de cara a la realización de políticas sustentadas en la realidad y no en conversaciones de escritorios.
Por otro lado, debemos de definir los espacios en los cuales la JSU debe de ir trabajando estas ideas. Estos los podemos definir en tres grandes áreas: lo estatal (Gobierno nacional y locales), fuerza política (PS, FA y CNJFA) y la sociedad civil (OOSS, tanto estudiantiles, sindicales y con fines específicos).
Estas áreas a su vez podrán ser desglosadas en sus diferentes áreas específicas. Lo cual quedará a cargo de la próxima DN y de las secretarías involucradas.
EL INJU.
Nuevamente sumaré algunas ideas al documento central.
La JSU hace un tiempo que viene evaluando la gestión del INJU. La misma se ha caracterizado por ser más negativa que positiva a la fecha de ejercicio del gobierno nacional. Pues hemos visto como se han retirado distintas organizaciones sociales y políticas del trabajo con el INJU. Hemos visto como el presupuesto del INJU fue relegado desde el MIDES. Hemos visto la falta de profesionalización en la gestión del INJU. Hemos visto la falta de toma de decisión con relación a la herencia que significa la superestructura que los gobiernos pasados han generado para con este instituto. Sin lugar a dudas que la criticas negativas son muchas. Pero como socialistas que somos y como formadores de este gobierno asumimos nuestra parte en los problemas del INJU. Solo que nuestra forma de asumirlos no es simplemente dando palo, sino proponiendo nuevas formas de salir adelante para con este instituto.
No podemos dejar de lado lo positivo que tiene la gestión del INJU. Allí están solo algunos programas muy interesantes para reflotar la cosa. En estos es que nos reparamos y planteamos los puntos a favor de esta gestión. Programas que buscan dar fines y soluciones a sectores de la población juvenil. Estos son bien vistos, aunque parten de una concepción que está distante de la perspectiva que la JSU pretende darle a las políticas de juventud y al INJU en particular.
Ahora bien, qué es lo que pretendemos del INJU.
Entendemos al INJU como un gran articulador del fenómeno juvenil a nivel del gobierno nacional y con las comunas.
No pensamos al INJU como un instituto en sí mismo, aislado del resto del estado. Un INJU que solo realiza políticas unilaterales, cosa que algunos de los programas actuales lo están dejando de lado.
Buscamos un INJU articulador en dos áreas y entre las dos áreas. Hablamos de la articulación que integre a los espacios del estado la perspectiva juvenil con relación a las políticas públicas nacionales.
El INJU debe de ser articulador entre los espacios estatales nacionales y entre los espacios sociales de juventud, buscando así mismo la articulación entere estado y sociedad.
Pretendemos un INJU que sintetice las realidades juveniles a nivel nacional. Un INJU que dialogue e incorpore a su trabajo y gestión a la diversidad de organizaciones juveniles cualesquiera sea su fin y tarea. Un INJU plural y diverso, que busque darle voz a todas las expresiones juveniles de nuestro país.